Cuenta el Presidente Aznar en la obra maestra que suponen sus memorias, como allá por el año 1997 se debatía en Amsterdam el “Pacto de Estabilidad y Crecimiento”. Tras largas negociaciones entre todos los estados miembros de la Unión, su negativa era el único impedimento para aprobar el acuerdo.  ¿El motivo? Consideraba que no se le concedía a España el peso que merecía tener en Europa.

 

Fue entonces cuando el entonces jefe del ejecutivo español “se levantó de la silla”, a lo que prosiguió el acercamiento de Tony Blair para susurrarle:

 

-“José María, ¿qué vas a hacer ahora?”

 

-“Pues me voy a fumar un puro”. – contestó Aznar.

 

-“¿Y después? “ – replicó el Primer ministro británico.

 

-“Pues tengo otro”. – sentenció el Presidente español.

 

 

Aunque a 1ª vista la anécdota en sí puede resultar contradictoria con el título de este artículo, si vamos al desenlace final comprobaremos como José María Aznar sabía muy bien lo que se hacía, pues se acabó firmando el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en la forma y en el contexto que convenía a España, y la consecuencia la conocimos todos de primera mano: durante casi una década, nuestro país experimentó crecimientos continuados del PIB en torno al 3 %, mientras se redujo el paro hasta un 11,5 % consiguiendo simultáneamente el hito del “déficit cero”.

Sirva lo anterior como claro ejemplo de la importancia que tiene el negociar en Europa, y lo que es más importante, el negociar bien. Porque a Bruselas se puede ir a dar la batalla y que se te tenga en cuenta, o se puede ir a dormir la siesta y a tolerar que te marginen.

Más sencillo sería contemplar las cifras y ver como hablan por sí solas, aunque no va a ser objetivo de estas líneas sacar a relucir una guerra de logros de unos y otros, pues argumentar lo evidente suele resultar pesado para el lector. Basta con decir que los ciudadanos “de a pie”, los que no estamos en Bruselas, sí que percibimos como en las últimas dos décadas el “socialismo pasota” se ha resignado a que se ningunee a nuestro país cada vez que les ha tocado representar nuestros intereses en Europa, con la vanidad típica del “españolito” que cruza los Pirineos y una vez traspasada la frontera mira a sus compatriotas “por encima del hombro”, para después castigar a los astilleros asturianos como ha hecho el socialista Joaquín Almunia, o “haciendo lobby” en Estraburgo para anular la “Doctrina Parot”, esperpento protagonizado por otro “eurosocialista español”, López Guerra.
Como contrapunto, casi siempre ocurre lo mismo. Y es que después de la irresponsabilidad socialista llena de “pifias y travesuras”, suele llegar el “hermano mayor” para preservar el honor de la familia, pues ya son incontables las ocasiones en las que, “sobre la bocina”, las “Loyolas” o los “Cañetes” de turno han logrado salvar los muebles y volver a poner a España en la 1ª línea de Europa, tras haber contemplado la facilidad con la que nuestros socios europeos nos despachaban en los acuerdos y directivas en las que la delegación socialista olvidaba el servicio a los ciudadanos españoles, dejando claro siempre que al Parlamento Europeo van para estar en la foto, “fichar”, y poco más. Y a veces ni eso, que se lo pregunten a Elena Valenciano…

Eso sí,  parece ser que la cabeza de cartel del PSOE se ha aprendido la lección, y para acabar con la imagen de caos permanente que tiene el socialismo español en Europa, la heroína de la nueva “progresía barata española” presenta al viejo continente un programa claro y conciso: exportar el actual modelo de Andalucía a Europa. Así, “del tirón”.
Lástima que no haya reparado en el pequeño detalle de que su ejemplo a seguir sea una comunidad que tras más de 30 años de socialismo se sitúa como la región con más paro de las 313 de la Unión Europea. Pero ya sabemos que esos datos son insignificantes para los socialistas, a ellos las matemáticas les dan igual. Pero a nosotros no.

El 25 de Mayo decidimos como va a ser la prolongación de España en Europa. Elegimos el modelo de los números o el del talante demagógico. Elegimos el modelo reformista contra la crisis o el modelo andaluz de las expropiaciones, la corrupción y el paro. Elegimos ser respetados o elegimos  ser el hazmerreír. Elegimos la seriedad y fiabilidad o la improvisación y el abandono. Elegimos el arte de negociar en Europa, o el drama de fracasar en Europa.

En definitiva, cada vez debemos ser conscientes de que Europa hay que tomársela en serio. Y ya lo dijo el Presidente Rajoy hace unos días: “Que no vengan con historias quienes han llevado a este país a la ruina”.

 

 

 

Kiko Moreno Molina
– Coordinador provincial de Acción Política de NNGG-Ab-.
– Presidente de NNGG de San Pedro-.